Review Hotel Ilunion Atrium

Hoy volvemos a nuestra ciudad para conocer otro de los hoteles de la capital, en este caso nos alojamos en el Hotel Ilunion Atrium, situado junto Arturo Soria en una pequeña zona empresarial.

Lejos de ser un hotel más de los que podemos encontrar en Madrid tiene algunas ventajas para aquella gente que venga de viaje a Madrid, que iremos desgranando.

Ubicación

Como ya hemos comentado, nos encontramos en plena zona residencial y empresarial de Arturo Soria, lo que garantiza que durante nuestra estancia no tengamos ni ruido de coche ni ocio nocturno que nos pueda molestar mientras dormimos.

Pero a ello hay que añadir un detalle, el transporte. Además de la parada del metro de Arturo Soria que tenemos a 5 minutos andando. Muy cerca del hotel podemos acceder a la carretera N-II, donde paran muchos autobuses que parten de Avenida América.

A parte de poder llegar al intercambiador de Avenida América en 5 minutos, donde salen autocares a diferentes puntos de España. Tiene algunos autobuses muy interesantes, como el 200 que nos llevará al aeropuerto, y por si no lo sabías en este autobús no tienes que pagar los 3 € de suplemento del aeropuerto (nosotros lo cogimos una vez cuando viajamos a Italia, y nos ahorramos 12 € en total entre ida y vuelta). Otro de los autobuses interesantes son el 223 y el 227 que nos lleva a Alcalá de Henares, que si no lo conocer, te recomiendo que visites uno de las ciudades más turísticas de la Comunidad de Madrid.

Descubriendo nuestra habitación

Llegamos a nuestra habitación en la planta 6, a ir con Adrián cogimos una Suite Junior con sofá cama para que pudiera dormir a sus anchas. Como descubrimos al día siguiente el hotel dispone de dos tipos de habitaciones las normales de unos 25 m2 y las suites con unos 40 m2.

Aunque estamos en una zona empresarial y las vistas no acompaña, si dispone de una ventana que abarca toda la pared y una terraza, por lo que la luz en la habitación es estupenda. Pero sobre todo el poder disfrutar del amanecer y anochece con el skyline de Madrid como telón de fondo.

En la sala principal además de la cama de matrimonio y el sofá cama, que ya estaba desplegado a nuestra llegada, encontramos una mesa con un flexo para poder trabajar cómodamente (no hay que olvidar que mucha de los clientes del hotel suelen ser hombres de negocio). Y junto al despacho el minibar, con botellas de agua mineral, que el hotel proporciona cada día de forma gratuita los huésped.

Siguiendo hacia el baño, encontramos el armario y dos lavabos con espejo para que las parejas no tengan que compartirlo mientras se preparan para dormir o salir fuera.

Tras el pasillo llegamos al baño con ducha y bañera, sí las dos cosas. Aunque para mí lo mejor fue la bañera enorme donde pude darme un baño relajante sin tener que doblar las piernas.

Probando el desayuno

Al día siguiente, nos levantamos muy pronto para desayunar ya que desgraciadamente me tocaba trabajar ese día, aunque tenía el trabajo muy cerca.

En la planta principal al fondo encontramos el restaurante, donde los fines de semana de siete y media a once y media podemos tomar un desayuno buffet.

Como puntos fuertes del desayuno tenemos una variedad de zumos, no el simple zumo de naranja, a José le encantó el de coco y yogurt. Además de una gran zona con todo tipo de frutas y enfrente diferentes clases de bizcochos y bolleria.

Aunque era mejorable la parte de salados, la tortilla precocinada que nos acompaña en todo los hoteles que hemos estado. O el bacon y salchichas frankfurt (el sábado no había huevos revueltos) que se podría haber ampliado con más cosas.

Visitando las instalaciones

Ya por la tarde aprovechamos para conocer un poco las instalaciones, gracias a la visita que nos hizo el director del hotel.

Lo primero que descubrimos es que gran parte de la empresa pertenece a la ONCE, por lo que la adaptación del hotel y la inserción laboral de personas con discapacidad es una prioridad del hotel. Estos nos hizo entender algunas de las cosas que pudimos ver, como que el servicio de limpieza está formado en su mayor parte por personas con discapacidad psíquica, cuyo trabajo como pudimos corroborar fue impecable en nuestra habitación. O detalles como el ascensor que emitía un pitido cada vez que pasamos de planta y el teléfono de la habitación con los número en grande, adaptado para personas con visibilidad reducida.

Una gran cantidad de sistemas y adaptaciones que hacen la vida más fácil a las personas, pero que por nuestra experiencia, es poco habitual en los hoteles de la capital. Algo que cuando vas con un niño pequeños y tienen que moverte con el carro, te das cuenta de lo importante que es el eliminar las barreras arquitectónicas.

Volviendo a las instalaciones, pudimos ver la piscina que había en la parte posterior del hotel. Aunque echamos en falta algún jardín, al que poder salir en los meses de verano, ya que todo es cemento y vistas a un edificio de oficinas.

En el sótano encontramos las salas de eventos, un gran espacio con pasillos y varias salas, aunque se agradecería algunas salas en la parte alta con luz natural.

Finalmente llegamos al gimnasio en la sexta planta, un gran espacio de fitness, muy por encima del tamaño habitual, pero que destaca sobre todo por el espacio abierto y la cristalera que permite disfrutar de las vistas y la luz natural mientras corres.

Para finalizar os recomendamos tomar un café en el bar, uno de los mejores café que he tomado, acompañado de pastas y este detalle en forma de corazón. Y para la noche, no olvides la promoción de mojitos 2X1, estupendos para terminar la noche.

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